Tras cinco meses de sumario interno, el Consejo Superior de la PUCV corroboró de manera unánime la sentencia de destitución total del académico identificado con la iniciales C.A. quien fuera denunciado formalmente el pasado 4 de julio de 2016 por abuso de poder y hostigamiento físico-psicológico contra un grupo de nueve alumnas, acciones que para la universidad “constituyen una infracción grave a las obligaciones y deberes laborales del docente.
La resolución, emanada por la Comisión Normativa del Consejo Superior, explicó que la ratificación obedece a que las conductas “constituyen un grave incumplimiento de las obligaciones del contrato laboral, y que son de tal gravedad que sus consecuencias no pueden sólo restringirse al ámbito académico”. De este modo, el docente será desvinculado de su labor académica en la escuela de periodismo y de su trabajo administrativo como Coordinador Editorial en Ediciones Universitarias de Valparaíso de la PUCV.
La Presidenta de la Federación de Estudiantes PUCV, Camila Lucero, habló en representación del Departamento de Género y Disidencia Sexual, expresando que “como organización estudiantil estamos satisfechas/os, pues logramos visibilizar un conflicto que está completamente naturalizado”.
Por su parte, la abogada del Centro de prevención y atención a Víctimas de violencia Sexual (CVS) de Sernameg, Gioanna Paonelli, destacó la organización de quienes realizaron la denuncia, señalando que este acto motiva a que otros alumnos/as, en definitiva, se atrevan a denunciar. Asimismo, agregó que el resultado de la apelación es un hecho importante dentro la lucha feminista, ya que “marca un precedente importante en la Quinta Región, porque entrega un mensaje de tolerancia cero al acoso sexual y al abuso de poder en el contexto académico”.
Finalmente, según el comunicado oficial emanado por el DEGEDISEX, la universidad no ha podido notificar al académico ya que éste se encuentra con licencia médica, cuestión que según las estudiantes responde a una práctica habitual de los profesores denunciados por acoso universitario para luego demandar a la universidad por acoso laboral. Ante esta situación, la organización hace un llamado al académico a ofrecer disculpas a las estudiantes afectadas, señalando que si Abarca desea reivindicar su nombre, honra y carrera limpiamente “el primer paso es reconocer y desnaturalizar el actuar violento con que vulneró a nuestras compañeras”.